sábado, 4 de junio de 2016

Luis Capriotti y los poetas villenses

Es sábado, llueve y me propongo cumplir con la tarea autoimpuesta –porque es justo y necesario- de recuperar la mayor cantidad de escritos del maestro Luis Capriotti. Hasta el momento los textos que fui reflejando en este blog fueron publicados en el Semanario Tiempo de Villa Constitución entre 1991 y 1992.
Hoy les acerco uno de la misma época pero de un valor histórico aún mayor.
Es sábado y este mismo texto de Luis fue escrito un sábado de 1992 y en su breve extensión deja una clara manifestación de principios y su expreso amor por la poesía. Y en especial de los poetas villenses.
En 1991, como ya se explicó en este mismo blog, Luis Capriotti –que por entonces ostentaba el cargo de Secretario de Cultura y Comunicación Social- impulsó el nacimiento de la Feria Regional del Libro de Villa Constitución. Y por supuesto, lo logró.
Para la Primera Feria ideó el Salón del Poema Ilustrado y convocó a todos los poetas villenses a acercar a la Casa de la Cultura una de sus obras. Luego invitó a los artistas plásticos a retirar una de esas obras, según su gusto personal, para recrearla desde la imagen.

La conjunción de poetas y plásticos –que en algunos casos no se conocieron hasta el momento de la exposición- resultó en una muestra sintética del talento villense. En mi caso Susana Caligaris ilustró magníficamente mi poema “Olvido”· Esa Primera Feria del Libro se llevó a cabo en la entonces, flamantes instalaciones del Nuevo Banco de Santa Fe.
Para la Segunda Feria, Luís redobló la apuesta, prosiguió el Salón del Poema Ilustrado, pero en esta oportunidad los textos integrarían a su vez “La Primera Antología de Poetas Villenses”. Yo insistí con mi poema Olvido, porque entendía que –aunque repetido-, era una obra que quería que perdurara en el tiempo. En esta ocasión lo ilustró Rafael Rafael Rodríguez logrando un resultado impactante.
La segunda Feria se desarrolló en el Centro Cultural de calle Rivadavia 1373, ya desaparecido.
Un sábado de 1992, Luis Capriotti escribió el prólogo de esa Primera Antología de Poetas Villenses, comparto con Ud. ese texto y agrego mi poema.

Es sábado lluvioso y es bueno dialogar con los fantasmas.

Prólogo 
Hoy es sábado, y todo es como debe ser un sábado: compras, pasear al perro más de lo ordinario, armar un programa, traer flores a casa, terminar aquel libro. Gozar este bendito hogar, cálido a fuerza de música, leña y recuerdos.
Pero parpadea la luz del contestador y entre confusos llamados,
Nidia dice que no me olvide del prólogo de la Primera Antología de Escritores Villenses que... ¡Ah! querida secretaria mía ni en fin de semana dejas de ser eficiente. ¡Ah! querido contestador que útil sos, pero te odio.
Es sábado, hace frío, hay leña encendida, flores esperando ser acomodadas en una jarra y un montón de poetas esperando ser editados. Hago como en los siniestros lagañosos minutos después que suena el
reloj despertador… Solo un minuto… Minuto fatal.
Hago tiempo. Pongo las mandarinas ordenadamente en la frutera, Luis Antolloni me ayuda porque su barrio tiene olor a cáscaras de manda­rina. Las manzanas van para otro lado, son tiernas y misteriosas como Andrea Reboratti (¿Cuándo la conocí? Lo que es peor ¿cuándo conocí a su padre? Es como si toda la vida estuviesen en mi vida.)
Y comienzo a preparar el ramo.
Flores con el olor acre de las acacias, olor a las barrancas de Gladys Lombardo y su padre Don Mateo. Crisantemos delicados mezclando el aroma de la muerte y la vida como lo hace Emilse Ríos en sus poemas. Claveles como los que habrán usado los rufianes de calle Colon, aquellos de Guildo Corres, Baldarena o Edgar Ludmer.
Un par de siemprevivas para el Doctor Palmieri; para Don Santiago Lischetti pétalos dispersos. Una clavelina humilde y callada para mi querido Ariel Gómez, tan lleno de tardes y misterios. Una rosa blanca para Bibiana Espinosa.
Ghisophilas para todo el resto. Ramo armado, sueño realizado.
Otro leño para la salamandra, Ney Matogrosso canta "Islas", el perro me sigue a todas partes. Es sábado, Sofía dejo la casa impecable, me siento bien.
Un gran ramo avanza por la casa: Nidia éste es mi prólogo, no podía ser de otra forma. Compartí con ellos tantos dolores y alegrías que si dijiese cosas sesudas y altisonantes, se morirían de risa. Pero sabés? Me gustaría tenerlos aquí a todos junto al fuego, compartiendo la música de sus palabras; el color de sus emociones, el olor de sus recuerdos, y ojalá mi perro no se ponga muy cargoso, porque ama los poetas.
¿Será cierto eso de que los perros se parecen a sus dueños?


Olvido

En un recodo del tiempo
se me perdió tu imagen               ,
Hace varias tristezas que te busco
Hace muchas nostalgias
que pretendo encontrarte en el recuerdo.

Te imagino, pero no te veo,
te sueño, pero no te reconozco,
tu recuerdo se reduce,
sólo a tu pequeño nombre
conjurado mil veces,
con otras tantas desazones,
pues, aunque me dice mucho,
no me dibuja tu imagen.

Esa imagen extraviada en algún
pliegue de mi memoria,
que apenas atisbo, casi desteñida,
con ese ocre otoñal
de las cosas añejas,
disimulada en el camouflage
interior de mis recuerdos.
Tu imagen que busco
y no encuentro.

En qué arcaico cofre del pasado
se me traspapelaron tus ojos,
tus cabellos,
en qué oculto arcón del alma,
se me olvidaron tus manos,
tu piel.

Busco incesantemente
la mágica llave
que pueda abrir la mítica puerta
tras la cual se esconde tu ansiada imagen...
Mientras tanto,
te sueño sin verte,
y te espero,
sin recordarte...

AUTOR: ARIEL GOMEZ.

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