martes, 26 de abril de 2016

La Brocha y la Tea

A días de cumplirse la conmemoración del Día Internacional de los Trabajadores reproduzco el suplemento especial que preparé para la edición Nº 1237 de Diario El SUR, publicado el 30 de abril de 2015. El trabajo se basó en la obra del escritor villense Guildo Corres, La Brocha y la Tea, que relata la historia de los anarquistas en Villa Constitución.

Los anarquistas y la F.O.R.A.
Las primeras luchas obreras en Villa Constitución
Por Ariel F. Gómez - Periodista

Guildo Corres nació en nuestra ciudad en 1926 y falleció, también aquí, en 1997. Fue autor de numerosas obras de tipo costumbrista donde rescata personajes del pasado villense.
En esta nueva celebración de Día Internacional del Trabajador Diario EL SUR quiere rendir homenaje a los protagonistas de las primeras luchas obreras que tuvieron por escenario Villa Constitución, en el especial en el puerto, a principios del Siglo XX; y a la vez rescatar el trabajo de quien se encargó de recoger la escasa información que existe sobre ese período, el ya desaparecido escritor villense, Guildo Corres.

Guildo, quien nació en nuestra ciudad el 24 de octubre de 1916, publicó en 1992 un pequeño libro titulado “La brocha y la tea. Historia de la F.O.R.A en Villa Constitución”, donde recuerda la actividad de la Federación Obrera Regional Argentina, organización compuesta por anarquistas y socialistas. La obra contaba con ilustraciones de, la por entonces, ignota Malena Bertolotto, villense consagrada hoy como una artista plástica de proyección internacional.

Antes de ingresar de lleno en el trabajo de Guildo Corres hagamos un poco de historia sobre la declaratoria del 1º de Mayo como:

Día Internacional del Trabajador
En noviembre de 1884 se celebró en Chicago el IV Congreso de la American Federation of Labor, en el que se propuso que a partir del 1º de mayo de 1886 se obligaría a los patrones a respetar la jornada de 8 horas y, si no, se iría a la huelga.
En 1886, el Presidente de los Estados Unidos, Andrew Johnson, promulgó la llamada Ley Ingersoll, estableciendo las 8 horas de trabajo diarias. Como esta ley no se cumplió las organizaciones laborales y sindicales de Estados Unidos se movilizaron. Llegada la fecha, los obreros se organizaron y paralizaron el país productivo con más de cinco mil huelgas.
El episodio más famoso de esta lucha fue el funesto incidente de mayo de 1886 en la Haymarket Square de Chicago: durante una manifestación contra la brutal represión de una reciente huelga una bomba provocó la muerte de varios policías. Aunque nunca se pudo descubrir quién fue el responsable de este atentado, cuatro líderes anarquistas fueron acusados, juzgados sumariamente y ejecutados.
En julio de 1889, la Segunda Internacional instituyó el "Día Internacional del Trabajador" para perpetuar la memoria de los hechos de mayo de 1886 en Chicago. Esta reivindicación fue emprendida por obreros norteamericanos e, inmediatamente, adoptada y promovida por la Asociación Internacional de los Trabajadores, que la convirtió en demanda común de la clase obrera de todo el mundo.
El Congreso de París de la Segunda Internacional acordó celebrar el "Día del Trabajador" el 1º de mayo de cada año.
En nuestro país el 1º de mayo es feriado nacional por la Ley 21.329 de Feriados Nacionales y Días no Laborables. (Fuente: Ministerio de Educación de la Nación)

Los anarquistas en Villa
Con el recuerdo aún fresco y vívido de lo acontecido en Chicago, el movimiento anarquista comenzó a tomar protagonismo en las luchas obreras que se desarrollarían en Villa Constitución a principios del siglo pasado. Al respecto, en el inicio de su obra, Guildo Corres lamentaba que fuera “muy poca, escasísima, la documentación que puede obtenerse en los diarios, periódicos y publicaciones editadas en el período abarcado entre los años 1900 y 1940. Varios factores se aúnan para que eso ocurra. En primer lugar, aquel proletariado no aglutinaba la enorme masa humana característica de la actual. Por lo tanto la actividad gremial era sumamente parcializada. No existían gremios convocando a huelgas que movilizaran a miles de obreros. Los paros eran individuales. Paraba, por ejemplo, un taller constructor de vehículos con tracción a sangre y el resto de sus iguales continuaba laborando sin solidarizarse en el conflicto. Los juntadores de maíz decretaban un cese de actividades por conseguir una mejora salarial y los ruralistas de tareas afines, como ser conductores de carros, estibadores y galponeros, asistían pasivamente a la marcha del conflicto sin siquiera ocurrírseles prestarles alguna ayuda solidaria”.

Los foristas
Pese a ello, Guildo Corres dispuso de dos “circunstancias fortuitas” que le permitió “salvar este gran vacío de referencias. Hemos sostenido largas conversaciones con los escasos foristas de aquel tiempo que todavía viven. Entre ellos no podemos menos que destacar a Inocencio Lezcano y Miguel Ríos”, escribía en prólogo de su libro. Ambos tuvieron “destacada actuación en el movimiento portuario de esta ciudad desde los años 1923 a 1940, período este donde la FORA alcanzó el pináculo de su actividad proselitista”.
Guildo finalizaba su introducción señalando que “conoció y trató a muchos de esos hombres, todos desaparecidos, ya que con su tesón, su entusiasmo y sus ideales libertarios, fueron los sembradores de la simiente proletaria que luego dio origen a las grandes corporaciones de trabajadores pero que, desgraciadamente, han visto tergiversados maliciosamente sus fines de lucha en provecho exclusivo de los mañosamente llamados dirigentes cegetistas que han torcido y mal deformado el sentido de las luchas por la emancipación de los hermanos proletarios. Para esos mártires sindicalistas que fueron mis maestros están dedicados estos recuerdos”.

Guildo Corres dedicó su libro “a toda la legión de idealistas libertarios que conocí en mi vida, a los que nunca olvidaré por el luminoso ejemplo de amar a todos los hombres que dejaron en mi alma”.


“La brocha y la tea” se terminó de imprimir el 11 de agosto de 1992 en Artes Gráficas Constitución y fue ilustrada por Malena Bertolotto.
Sobre Malena Bertolotto

“La obra de Malena Bertolotto evoca olores, colores, texturas... Los olores del río y de la costa, pescado con el viento este, desazón con el viento norte, sensaciones de felicidad no explicada con el viento sur... Olor a camalote después de las bajantes y barro pisoteado de esos patios que muestra tan bien en sus cuadros”, así definió a la obra de Malena Bertolotto, Luis Capriotti, en noviembre de 1993, cuando era el Secretario de Cultura y Comunicación de la Municipalidad de Villa Constitución.


La F.O.R.A. en Villa Constitución
“La actuación de la F.O.R.A. en Villa Constitución”, tituló Guildo Corres el comienzo de su relato, donde ahonda, en principio, en el nacimiento de la organización gremial y las primeras disputas entres anarquistas y socialistas.

“La secuencia arranca en el año 1900. En tal fecha se realizó el primer Congreso de la F.O.A., (Federación Obrera Argentina), primitivo nombre de la organización. Las reuniones se transformaron en un campo de batalla filosófico-político enfrentándose agudamente los delegados socialistas y anarquistas, irreversiblemente separados por dos conceptos antagónicos irreconciliables”, dice uno de sus párrafos iniciales.
Más adelante recuerda que “Lezcano nos reveló que durante los días 19 al 21 de Junio de 1902 se realizó en Buenos Aires el II Congreso de la F.O.A. En estas reuniones, la Sociedad de Resistencia de obreros portuarios de Villa Constitución estuvo representada por un joven afincado en la Capital Federal con 28 años de edad, llamado Ernesto Ghiraldo, quien tiempo después se destacaría como una promisoria figura de las letras argentinas”.
El propio Lezcano le recordó a Guildo que “si ahora hago esta semblanza de Ghiraldo anarquista, representando a los compañeros del puerto villero, es porque ese pueblito donde nosotros nacimos vivían un conglomerado de compañeros que en numerosas asambleas derrotaron virilmente a los socialistas que siempre querían depositar la solución de los problemas laborales en los políticos de la época. Ghiraldo fue el que pregonó desde principios del siglo que nuestra entidad debía llamarse F.O.R.A. (Federación Obrera Regional Argentina), por cuanto una nación es una región, una provincia es una comarca y una ciudad es una localidad”.

Las primeras huelgas
Luego, Guildo se adentra de de lleno en los conflictos gremiales. A partir de aquí reproducimos textualmente algunos de sus párrafos.

 “En el año 1907 una ola de huelgas estremeció al país. Los elementos desencadenantes que se unieron fueron: 1º) El proletariado obrero que como ya lo mencionamos tuvo por cuna el campo se había extendido entre las grandes masas de habitantes que comenzaban a proliferar en los ya pujantes centros urbanos. Y, 2º) La vibrante y denodada tarea de los anarco-sindicalistas quienes desde la trinchera de sus aguerridos sindicatos que lideraban, (ladrilleros, portuarios, panaderos, imprenteros), que habían creado y fundado, se lanzaron a una ininterrumpida campaña de lucha por la obtención de mejores salarios y humanización de las condiciones de trabajo. La oleada de paros tuvo como epicentro la Capital Federal y todas las poblaciones portuarias del litoral. Allí los grandes monopolios, Bunge y Born y Louis Dreyfus, los formidables tiburones del cereal se repartieron la compra y la posterior exportación de las cosechas”
“El dique que funcionaba en Villa Constitución merece un párrafo aparte. Allí existió durante muchos años una frenética actividad. Por ese lugar, los propietarios del ex ferrocarril Central Argentino, actualmente Bartolomé Mitre, descargaban el carbón de piedra, también llamado hulla de Cardif para proveer de combustible a la antiguas locomotoras a vapor que realizaban el servicio en la línea férrea que partiendo de este punto terminal pasaba por San Urbano, Venado Tuerto, Rufino y llegaba hasta la localidad cordobesa de Laboulaye, Como una curiosidad histórica desconocida por la mayoría, revelamos que por la ley de la Nación las empresas ferrocarrileras británicas estaban exceptuadas del pago de derechos aduaneros para importar el carbón de piedra. Además de esto habían obtenido la concesión de la rada en la zona. Al revés de lo que sucedía en el resto de las radas, aquí en Villa la estadía era gratis, no se cobraba alquiler por estar fondeando en ella. Es por esto que junto al largo rimero de los transportes carboneros siempre se veía una interminable hilera de cargueros cerealeros los que, faltos de fletes, llegaban a este puerto a la espera de poder llenar sus bodegas con alguna partida de cereal”
“En este ambiente tan proficuo de actividades los infatigables y consecuentes d la F.O.R. A. multiplicaban su encendida prédica de agitación y propaganda partidaria. No podemos olvidar y debemos tener siempre bien presente que estos hombres dentro de las tres grandes corrientes ácratas ocupaban la resuelta posición de anarco sindicalistas. Su labor exclusiva era la de bregar denodadamente por conseguir mejoras salariales y otros puntos afines, (rebaja en el precio de la bolsa, reducción del tiempo de tareas, el aguatero para surtir de agua), a lo que llamaban cuadrillas o "manos”.
“Como apéndice de su trajinar laboral, estos foristas organizaban en sus locales cursos vespertinos donde enseñaban a leer y escribir, tenían bibliotecas, fundaron un conservatorio musical que luego dio origen a "La Lira”, una banda de instrumentos de cuerdas y viento que perduró hasta cerca de 1950. Además organizaban veladas con representaciones teatrales donde se representaban obras de fuerte contenido social”
“Más, con éstos métodos de lucha, los anarco-sindicalistas incurrían en un error fundamental que los llevó a su desaparición. Eran únicos, formidables en la tarea de fomentar paros, organizar huelgas y actos de protestas que en su gran mayoría triunfaban por su descollante predicar, porque ellos, los libertarios, predicando con el ejemplo iban siempre al frente de las manifestaciones para luchar a brazo partido contra la milicada brava de aquellos ayeres con riesgo de sus vidas, o polemizando áspera e intransigentemente con los patrones en las mesas de las discusiones sin ceder un ápice sus reclamos. No toleraban ni admitían la presencia del Departamento de Trabajo. Siempre lo ignoraban. Por esta manera de accionar, esta filosofía de combate trajo en lo que alguien bautizó como  ‘determinismo histórico’, que los delegados socialistas y los políticos oportunistas les arrebataran la paternidad de estos justos reclamos arreglando mañosamente entre bambalinas con los funcionarios oficiales apareciendo luego ostentosamente como los triunfadores en estas mediaciones”.

Del puerto al Grito de Alcorta
Tras introducir al lector en el panorama general  de la situación local y la idiosincrasia de los anarquistas, Guildo Corres comienza a recorrer los conflictos que se desarrollaron en el puerto de nuestra ciudad, que fueron también de los iniciales en el país. Todo empezó en 1904.

El monumento al Grito de Alcorta honra la memoria de aquellos luchadores de 1912, entre los que se contó Francisco Capdevila, catalán radicado en Villa Constitución
En ese año, las Federaciones de estibadores aunadas en una acción común declararon una huelga para conseguir una mejora en las condiciones de trabajo que abarcó los puertos de Rosario, Villa Constitución y San Lorenzo. Este movimiento duró hasta el año 1905, Esto da una idea del alto grado de combatividad que animaba a los antiguos activistas. Toda esta larga e ininterrumpida serie de luchas y conflictos sirvieron para retemplar y consolidar el ánimo de los dirigentes de Villa Constitución.
Ya por entonces se había agudizado al extremo la lucha entre las tres grandes fracciones anarquistas. Recortemos que la F.O.R. A. local estaba dirigida por los anarco-sindicalistas, quienes cómo ya lo hemos puntualizado centralizaban su accionar en la lucha por las conquistas obreras en abierta oposición con los anarquistas "puros" y los llamados "expropiadores”.
No solamente rechazaban la teoría de conquistar el poder para llegar a una sociedad sin clases sino que la denostaban y vituperaban contra ella.
"El poder corrompe", "El patriotismo es el huevo donde se incuba la dictadura”, "La burguesía engendra el capital y el capital es el grillete que encadena a los pueblos", "Gobernar es hacer sufrir".
Estos eran algunos de los argumentos que desplegaban como obstinada oposición de su luminosa filosofía. Y como remate de esta fabulosa andanada verbal, puntualizaban irónicamente: "La ley burguesa es muy justa. Prohíbe al mendigo y al millonario dormir debajo de los puentes".
Entresacamos de un periódico de Villa Constitución, "El Progreso", con fecha Abril de 1913, uno de los escasos artículos publicados sobre la actividad del movimiento obrero a principios del siglo. Narra este semanario que en la fecha indicada estalló en Rosario un conflicto sindical llevado a cabo por los conductores de tranvías que fueron a la huelga en procura de mejorar sus escuálidos jornales. Fueron apoyados incondicionalmente en toda la línea por los anarquistas de la zona, entre los cuales los sindicalistas de Villa ocuparon un primerísimo lugar, motivo que ocasionó un allanamiento y la clausura del local partidario. El rechazo patronal al petitorio fue absoluto. Con el indiscriminado apoyo del gobierno la fuerza pública de seguridad interrumpió violentamente un acto público celebrado en el centro de la ciudad (de Rosario). El salvaje atentado dejó como luctuoso saldo 3 obreros muertos. Pero la gente forista no era de arrear así nomás. Respondieron a la agresión apedreando vigorosamente a la militada y quemaron varios tranvías.
Durante el año 1912 se desató otro conflicto de gran magnitud. Tuvo como protagonistas a los chacareros del sur santafecino. Pasó a la historia como "EL grito de Alcorta". Intervinieron en la lucha más de 120.000 labradores, todos ellos inquilinos de los predios que trabajaban y sometidos a un inicuo régimen de despojo por los leoninos contratos de arrendamiento que obligadamente debían firmar. Además de la dirigencia obrera tuvieron como aliados defensores de gran prestigio como Lisandro de la Torre, Juan B. Justo y Ricardo Caballero. El enfrentamiento con los dueños de las tierras se extendió rápidamente en el norte de la provincia de Buenas Aires y se prolongó casi un año entero. Uno de los principales líderes de este inédito conflicto agrícola era residente en Villa Constitución.
En realidad, el movimiento de Alcorta no hizo sino canalizar la desesperación de los labradores, en su mayoría inmigrantes. Como lo puntualizamos anteriormente, estaban atados a las coyundas de un infame contrato de carácter verdaderamente esclavista. El detonante de la rebelión fue una magra cosecha de trigo y maíz y una baja artificial del cereal cuyas desastrosas consecuencias se hicieron sentir sensiblemente en el comercio regional.
El conflicto se inició en Junio de 1912 cuando los negocios mayoristas de Alcorta, en la práctica manejados por los poderosos acopladores cerealeros amenazaron con retirarles las libretas de fiado a los colonos que no abonaran por lo menos la mitad de su deuda. Para conocimiento de los lectores informamos que era práctica establecida que los negocios otorgaban un crédito que se pagaba luego de que fuera levantada la cosecha. Ante el prepotente ultimátum tomado por los negociantse un agricultor (Francisco Bulzani), citó entonces a los inquilinos del campo “La Sepultura” a una reunión celebrada en la noche del día 10. De esta asamblea surgió un comité de huelga integrado por Bulzani, Francisco Peruggini, José Lucantoni, José de Biasse y Francisco Capdevila, este último anarquista catalán afincado en Villa Constitución, donde conjuntamente con otros camaradas libertarios había sentado las bases del movimiento forista. La agitación prosiguió, el conflicto fue tomando proporciones y la tensión alcanzó su máximo nivel con la detención de Bulzani, Peruggini y Capdevila a quienes la policía debió liberar prontamente ante la resuelta actitud de los sectores chacareros. El movimiento se sumergió entonces en la semiclandestinidad por el temor a la represión de las fuerzas armadas. Entonces, en esos momentos de desorientación debido a la falta de experiencia de los improvisados dirigentes, los anarco-sindicalistas no hesitaron en tomar con mano firme las riendas de la sublevación de estos desheredados de la tierra. A caballo, en sulkis o simplemente a pié recorrieron las chacras del departamento Constitución, instando a los huelguistas a mantenerse firmes y unidos bajo la consigna: La tierna y el producto de la tierra para el que la trabaja.
El Grito de Alcorta, que finalizó con la aceptación de la mayor parte de los reclamos, significó una acción campesina sin precedentes en los anales de nuestras contiendas laborales, aunque así lo definía el historiador Carlos Etchagüe:
"El movimiento fue hábilmente tergiversado por los grupos burgueses que forcejeaban con la oligarquía dirigente no para desalojarla del poder sino para negociar el acceso a porciones del mismo”.

Sociedades de Resistencia
de los obreros del puerto
Tras recordar los hechos conocidos como “El Grito de Alcorta”, Guildo Corres regresa al puerto de Villa Constitución en base a lo que califica como “Un imponderable aporte a la historia del movimiento anarquista” en nuestra ciudad como “es la documentada nota que nos remitió el ya recordado dirigente Inocencio Lezcano”. Compartimos ese aporte que también el autor transcribió textualmente:

"Estimado amigo:... El 17 de agosto de 1929 los capataces portuarios llamaron a trabajar por lista. Ya estaba establecido que se cobraba jornal doble por ser feriado nacional (Muerte de San Martín). El capataz Moya aclaró: Jornal simple para el que quiera trabajar. A pesar de la protesta de los compañeros Antonio Luna y Cipriano Corvalán, un grupo de carneros entró a trabajar y de este modo se rompió la organización... En el año 1936 discutimos en varias asambleas la cuestión siguiente: Varios compañeros estábamos al día con la cotización, (60 centavos por mes). De esta suma 25 centavos se enviaban al Consejo Federal. Con los 25 centavos restantes teníamos que pagar el alquiler del local, los manifiestos y demás gastos de la organización. La mayoría de los portuarios eran morosos... Así llegamos a enfrentamos con la patraña de Ponciano Benítez y quienes lo secundaban, una inmensa cantidad de morosos como los acusó el tesorero Beltrán Ferreyra hacían caso omiso de la organización...En estas asambleas constituimos el Sub-comité Pro presos y deportados.  Otra resolución de esta asamblea fue la compra del local partidario a la familia Bordaberry, la casa que en 1975 fue objeto de un bárbaro alentado, le colocaron una bomba... Muchos han historiado sobre los orígenes y el devenir de Villa Constitución, pero muy poco se han ocupado de aquellas Sociedades de Resistencia de los obreros del puerto”.
En su carta a Guildo, Inocencia rescata que “Entre los años 1901 y 1902 fueron intensas las huelgas en todo el país. La dirigencia forista local tuvo intensa participación. Años más tarde he visto a esos luchadores y combativos compañeros exigir la libertad de Sacco y Vanzetti procesados en 1921 y en esas campañas de solidaridad he visto llorar a mucha gente cuando el 23 de Agosto de 1927 electrocutaron a estos mártires de la Anarquía”.
“Retomando la narración de las luchas obreras en nuestro pueblo, no podemos soslayar el nombre de aquél impertérrito sindicalista que se llamó Beltrán Ferreyra que en el año 1943 decía: Debes saber que desde fines del siglo hasta el presente siempre que estaba abierto el sindicato portuario yo aunque lloviera estaba a la noche ahí cooperando. Desde que lo conocí lo recuerdo colaborando siempre detrás del escritorio, haciendo recibos, doblando manifiestos con una perseverancia sin parangón. Este fue uno de los tantos anarquistas anónimos que con su honestidad ejemplar entusiasmaban a quienes tenían la oportunidad de conocerlo”.
Luego Lezcano salta al año 1928. “Los portuarios de Villa junto con los compañeros de Rosario fueron a la huelga general hasta que conquistaron el jornal de 8 pesos para todos los puertos del país. En esta huelga fue asesinada la compañera Luisa Laliana por un traidor a la huelga y aquí, en Villa, Antonio Ortiz, un capataz de puerto, asesinó a Herrera, orador vehemente de la F.O.R.A. quien, herido mortalmente, se levantó del suelo y enterró una cuchillada en el corazón de su rival... Llegamos a Mayo del año 1932. Gran huelga en nuestro puerto, (carneros, tiros, abundancia de acciones directas al extremo de que las fuerzas vivas, o los vivos de la fuerza, pidieron al gobierno nacional que enviara una cañonera (Paraná), que fondeó en el puerto. Demás está decir que todo esto era contra los trabajadores rebeldes. A pesar de toda intimidación la huelga triunfó ampliamente imponiéndose un pliego de condiciones que estipulaba entre otras cosas la bolsa de trabajo. En ese mismo mes de Mayo llega desde Rosario Teodoro Suarez para ayudar a la dirección del movimiento obrero. A fines de 1932 el compañero Suárez se radicó en Villa Constitución con su familia y en este lugar residió hasta el mes de Mayo de 1941 cuando fue nombrado delegado directo del Consejo Federal y dejó esta ciudad. Suarez fue un compañero de conducta intachable en todas las manifestaciones de la vida y un perseverante pregonero del ideal anárquico”.
“También te informo que en Villa funcionaba la Federación Obrera Comarcal que aglutinaba varios gremios del departamento Constitución como así también un Comité Permanente Pro Presos y Deportados que se mantenía con un estampillado de 10 centavos por asociado al gremio portuario.... En enero d3 1933 fui nombrado Secretario General de Obreros del Puerto de Villa siendo un militante del movimiento Forista hasta que en 1943 me llevaron a la cárcel de Coronda en el mismo tiempo que vos estuviste detenido. Volviendo atrás en los recuerdos traigo de nuevo la imagen de Manuel López, (Manucho) En esa fecha los fascistas partidarios de Mussolini le propinaron una terrible paliza. Le pegaron con el tacho de engrudo porque los enfrentó gritándoles: ¡No tienen vergüenza pegar en las paredes murales del fascismo! Los carteles anunciaban una película que pretendían pasar en la Sociedad Italiana. Demás está decir que esta película nunca pudo exhibirse aquí. En el mes de Noviembre de 1936 discutimos durante 36 horas un problema interno en el Sindicato, en contra de los morosos de la cotización que se amalgamaron con todas las alimañas, las calumnias, las infamias y las torpes patrañas. Utilizaron todos estos infundios para pedir la expulsión del compañero Suárez. Por ahí andará un manifiesto que publicamos titulado EPILOGO DE UN PLEITO MORAL, en el cual se demostraba como triunfa la verdad justiciera en contra de la contumaz cizaña procaz de los irresponsables. Espero sabrás disculparme la forma breve que detallo sucesos acontecidos en Villa principios de siglo. Yo fui muy amigo de los archivos pero es obvio decir que desaparecieron. Tengo apuntes y algunas cosas más que quiero hilvanar sin apuro para posteriormente entregarlas a la publicidad”.

Un lucha inédita en el país
Sobre el final de su obra, de la cual rescatamos los párrafos más sobresaliente y acordes a la intención de este trabajo, Guildo Corres relata una de las últimas luchas encaradas por los integrantes de la F.O.R.A. villense.
Como punto definitivo vamos a narrar los incidentes de una lucha gremial que por sus insospechadas derivaciones tuvo resonancia en todo el dilatado ámbito de nuestro país.
Corría el mes de marzo de 1941. La Empresa Constructora Christiani y Nielsen tenía a su cargo la construcción del Elevador Terminal. Trabajaban alrededor de 200 obreros albañiles, carpinteros y hormigoneadores. Quien escribe ocupaba el cargo de ayudante para realizar los ensayos granulométricos de piedra y arena bajo la supervisión de la oficina nacional de inspección.
El grupo de obreros estaba afiliado a la Secc. Oficinas Varias dirigida por los sindicalistas foristas.
Se presentó en la empresa un pliego de condiciones por aumento general de salarios. Para ceñir este informe al detonante del conflicto rememoremos que el peón de la construcción ganaba $ 4 por 8 horas de labor. El petitorio fue rechazado por la patronal y una asamblea decretó la huelga general hasta que las demandas fueran satisfechas. Transcurridas dos semanas de paro, la situación tomó un giro imprevisto. Christiani y Nielsen habló al Departamento de Trabajo y éste citó a nuestro Sindicato a una audiencia de conciliación. La respuesta fue contundente. Fiel a los principios que sustentaba, la dirigencia gremial le contestó que rechazaba terminantemente su mediación aclarándole que las cuestiones suscitadas entre obreros y patrones se arreglaban directamente entre ellos sin necesidad de terceras personas. Entonces la Empresa envió una nota a la Secretaria Gremial solicitando una asamblea y concurrió a ella. En su representación fue el ingeniero Zeck, integrante del Directorio.
La reunión duró cerca de 6 horas. Todos los jornales del personal (eran 14), fueron analizados y discutidos. El final de la polémica tuvo este resultado: la empresa, con ligeras variantes daba la conformidad a todos los aumentos menos a la del peón común, categoría a la cual pertenecía el 50 % del personal. El peón tenía $ 4 de salario. El pliego solicitaba para ellos 5,60. Empecinadamente el delegado empresarial primero se negó a otorgar ninguna mejora. Y luego imprevistamente manifestó que accedía a pagar $ 5 y que ésta era su última y definitiva palabra. Entonces pidió la palabra Juan Latelaro, un sindicalista porteño que había venido para prestar su colaboración.
Con simples y encendidas palabras reveló al auditorio que la Federación que aglutinaba a las empresas constructoras tenía un compromiso. El mismo indicaba que el salario máximo a pagarse a un peón, fuera de los límites de la Capital Federal era de $5. Allí estaba el motivo de la negativa. Con ánimo reivindicatorio la asamblea dispuso que hasta que la patronal no ofreciera una mejora el conflicto seguiría. Días después de esto que estamos narrando el jefe de policía envió al sindicato un escuadrón a caballo y nos arreó a  todos los presentes detenidos hasta la jefatura. Allí el jefe, Ignacio Palenque, funcionario de mando tiránico y despótico nos arengó con acento altisonante increpándonos porque éramos una recua de ovejas dirigidas por unos "revolucionarios comunistas” y que si inmediatamente no aceptábamos la oferta de la empresa al otro día concurría a clausurar el local y metería en la cárcel a todo el Comité de Huelga. Entonces se adelantó Teodoro Suárez una de las figuras señeras del sindicalismo de antaño:
- Puede ir a clausurar el local señor Jefe - le respondió - Tiene usted la fuerza disponible para hacerlo. Pero me permito decirle que nada conseguirá con esto, pues no son las paredes las que piensan sino los hombres que se reúnen en ellas. Y para el alma de los hombres no hay cárcel ni cadenas que puedan aherrojarlas. Impresionado por estas palabras el funcionario no intervino el local. Y la huelga prosiguió hasta que, al mes, la Empresa, presionada por los compromisos de entrega cedió en toda la línea y por primera vez en la historia de las conquistas obreras del país el peón de la construcción del interior pudo ganar más de $ 5. El jornal obtenido fue de 5,20.
Esta es la historia, una gesta magnífica de luchas que tuvo como escenario a este pueblo de Villa Constitución y a un puñado de sus hijos dilectos.

“Al decir anarquía es bueno recordar que dicha palabra ni significa violencia, explosión, guerra y todos los otros efectos que causa la desigualdad. Estamos contra todo gobierno porque gobierno significa opresión y privilegio. "An" es un prefijo que se antepone al vocablo; quiere decir "no, sin" y "arquía/cracia" significa mando, gobierno, dirección política. En una palabra: Todos los sufrimientos de la humanidad”. (Inocencio Lezcano)

UN POEMA
La Brocha y la Tea
Manuel de la Fuente, aquí cuento su historia.
Era impetuoso y noble, luchador y anarquista,
defensor de los pueblos, visionario incansable,
amigo de los niños y de versos que hablaban
de pueblos liberados, de esquinas y banderas.
También era pintor de brocha gorda.
En días y más días la brocha entre sus manos
haciendo más alegre la sombra de tapiales y veredas
y en la noche la tea de Platón y el Humanismo
abrazando su sangre y el latir del urgente pensamiento.
Ocho amores tenía; su esposa, sus seis hijos
 un sueño redentor de auroras rojas
que le escaldaba el alma. Cierta tarde
un rugido: !A la huelga!, lo lanzó calle arriba.
Changarines portuarios, paleros del carbón y pescadores
eran una algarada de protesta y puños levantados.
Manuel, el hombre humilde, llamó en su ayuda al sueño.
Los dos fueron proclama y rebeldía,
los dos fueron clamor azuzando a los hombres
a defender la libertad y el pan para sus niños.
Después, la dura cárcel y luego el trago amargo del exilio
y cuando, ¡al fin!, después de largos meses
volvió el titán a Villa, primero abrazó al sueño,
después a la mujer y a los muchachos.
Cuando llegó el momento del ganado descanso
el tiempo, ese ladrón de voluntades lo fue dejando solo.
Primero se marchó la compañera que ahora es solamente
un túmulo en la tierra, le ha dejado el recuerdo
de un balón arrugado y su sonrisa buena.
Uno a uno lo dejaron sus hijos, l
a senda del destino los llevó de su lado,
mas, como ocurrió siempre, el báculo del sueño
fue su apoyo, su luz, su compañía.
Hoy, Manuel de la Fuente ya está muerto
y el lucero del alba le ha contado a un jilguero
que en un rincón del cielo una : brocha y la tea
velan junto a Manuel y el viejo sueño.

Guildo Corres

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